Te juro, que hay veces que me encantaría cerrar los ojos, taparme los oídos lo más que pueda y esconderme para que nada ni nadie me encuentre. Es una necesidad que he tenido desde pequeña y que aun de “mayor” todavía tengo algunos días, cada vez menos pero los tengo. Hoy es uno de esos días en los que no quieres salir de tu cuarto, estar acostada tranquilamente en tu cama y llorar hasta quedar dormida. Tengo muchas lágrimas reprimidas durante mucho tiempo. ¿Siempre trónica? No creo que nadie pueda ser siempre así, ni siquiera el gran Tom Carby. Pero yo lo intento de verdad que lo intento, pero los días soleados con trasfondos negros pueden conmigo y entonces quiero volver a taparme los ojos…

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