16 sept 2011

Días de lluvia con gafas de sol...

Primer día de la rutina, y primer error, tras levantarme y haber corrido todo lo que he podido se me ha escapado la guagua….¡¡¡qué rabia!!!
Segundo error de este día que se empieza a torcer y eso que solo llevo una hora despierta…mi cortado sabe raro…sí, no se si está amargo o dulce, pero no es mi café mañanero, aun así me lo tomo…necesito fuerzas para este día…

Tras este pequeño paréntesis de mal sabor me dirijo caminando hacia el tranvía, pero cual es mi sorpresa…el día se empieza a tornar a bien, ya que no hay nada mas reconfortante para mi que caminar a las 7:15 a.m bajo una ligera llovizna de verano…
Algo me dice que será un día raro, pero un buen día…

Pasan los minutos y la pequeña llovizna de verano se pone un poco mas intensa…veo mi chaqueta mojada, se me están mojando los pelos y aun así…mi cara no deja de mirar el cielo oscuro en la mañana, dejando que caiga cada gota en el sitio adecuado y disfrutando de ellas. Una vez dije que me encantaba la lluvia, hoy rectifico y digo que me encanta la lluvia cuando me encuentro debajo de ella, así soy otra persona, mojada pero feliz, como una niña pequeña cuando le dan una chucheria.

El día avanza y mi querida lluvia desaparece y en su lugar aparece un sol (como me dijeron una vez) brillante y resplandeciente, un sol que ofrece un calor agradable, perfecto.

Llega la tarde y no hay nada mejor que un buen día de playa al atardecer con tus amigos y recordando canciones infantiles.

Por eso creo que si todos los días fueran así de perfectos, valdría la pena cometer los errores una y otra vez el mismo día…

                        P. M. A           15/09/2011

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